¡Interaccionamos sin parar!
Este mes he decidido volver al agua. Hace unos años iba a la piscina todas las semanas pero con el tiempo lo he ido dejando de lado… ¡Hasta ahora! Volver a ir a la piscina ha sido una buena ocasión para darme cuenta de cómo interaccionamos sin parar con el entorno que nos rodea, ya sean interfaces fáciles de usar o complicadas.
Por ejemplo, la entrada de la piscina me parece un ejemplo perfecto del tipo de interfaz que considero difícil. Cuando quiero entrar en el edificio, suelo pensar que puedo utilizar cualquiera de las dos puertas. En realidad, la única forma de hacerlo es empujando la puerta de la izquierda. Es muy común ver a otros usuarios equivocarse al intentar utilizar la puerta derecha, por lo que creo que se podría considerar una puerta de Norman -una puerta confusa y díficil de usar.
Por el contrario, la interfaz del reloj que utilizo en el agua me parece muy sencilla. De hecho, llevaba sin utilizarlo varios años pero no ha sido necesario desempolvar el manual para volver a ponerlo en hora. Tiene sólo cuatro botones acompañados de símbolos que ayudan a entender la función de cada uno y, además, no tiene características complejas sino que se centra en resolver un problema de una manera simple.
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